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Aplicaciones móviles. Aspectos legales de la creatividad.

Por Natalia Alcántara

Es innegable que la tecnología ha mejorado rápidamente muchos aspectos de nuestra vida cotidiana. La forma en que nos comunicamos con nuestros amigos, pedimos comida a domicilio, nos transportamos, reservamos el alojamiento para las vacaciones, pagamos nuestros impuestos e, incluso, hasta cómo sacamos un crédito. Sin dudas existen grandes cambios en las experiencias como consumidores, mejoradas gracias a la tecnología.
A raíz de todos esos cambios, las empresas no se quedan atrás y generan constantemente nuevos modelos de negocios donde la tecnología cumple un rol central. Si buscamos un denominador común entre los ejemplos nombrados, muchos de estos modelos de negocios giran alrededor de aplicaciones móviles.
¿Por qué la propiedad intelectual tiene un rol fundamental?
Para empezar existe una simple razón: las aplicaciones móviles son básicamente un software, y este se compone de diversos elementos creativos cuya protección gira en torno a la propiedad intelectual (PI).

Aspectos técnicos
Una aplicación móvil es una herramienta informática diseñada para ser ejecutada en teléfonos inteligentes, tabletas y otros dispositivos móviles. Como señala Fernández Delpech: “Dentro del mundo de la informática, ciencia que estudia métodos, procesos y técnicas con el fin de almacenar, procesar y transmitir informaciones y datos en formato digital, encontramos dos componentes fundamentales: el hardware y el software”.
El hardware es un elemento tangible y está compuesto por los elementos físicos de un sistema informático. Es, a su vez, el soporte material del
software, que es el elemento intangible, y consiste en un conjunto de “órdenes” y elementos necesarios para la realización de tareas específicas y procesamiento de datos (la ejecución de una app, por ejemplo).
El software, a su vez, tiene 2 componentes: el código fuente, escrito en lenguaje de programación, es decir, legible para el humano; y el código objeto, la compilación del código fuente, escrito en lenguaje en alfabeto binario o código máquina, que solo la computadora entiende, por tanto, ininteligible para el humano.
Las apps no siempre son creadas desde cero. Los desarrolladores generalmente utilizan plantillas puestas a disposición por los sistemas operativos que los dispositivos móviles contienen para que luego la app pueda aparecer disponible en sus tiendas. Los sistemas más conocidos son iOS (Apple) y Android (Microsoft), dueños del mercado prácticamente.

Aspectos legales
Como la app móvil es, entonces, un software, ello implica que su régimen jurídico de protección se encuentra bajo la órbita del derecho de autor. La Ley 11.723, de Propiedad Intelectual, expresamente incluye a los programas de computación, al ser considerados obras artísticas. Su artículo 1 establece: “A los efectos de la presente Ley, las obras científicas, literarias y artísticas comprenden los escritos de toda naturaleza y extensión, entre ellos los programas de computación fuente y objeto; las compilaciones de datos o de otros materiales (…)”. Finaliza con un concepto básico: “(…) la protección del derecho de autor abarcará la expresión de ideas, procedimientos, métodos de operación y conceptos matemáticos pero no esas ideas, procedimientos, métodos y conceptos en sí”.

¿Qué significa todo esto?
En primer lugar, que el alcance de protección del software se limita únicamente al código fuente y objeto. Sí, únicamente se considera “obra creativa” ambos códigos. ¿Por qué? Porque el derecho de autor protege únicamente la expresión de las ideas y, en este caso, el software se expresa a través de sus códigos. Por el contrario, queda afuera de la protección idea, la funcionalidad de la app, las interfaces, las combinaciones de colores y toda su estética.

Protección estratégica
Es claro que la app móvil, más que sus códigos (los que incluso están fuera del ojo humano usuario), está compuesta por varios elementos creativos, y es importante protegerlos estratégicamente. Existen otros regímenes jurídicos que complementan una protección integral.
Elementos creativos como el nombre, las combinaciones de colores y la parte gráfica que da vida a la app juegan un rol fundamental y cuentan con el régimen del derecho marcario. Bajo la Ley 22.362, de Marcas y Designaciones, podrá registrarse cualquier signo con capacidad distintiva, lo que incluye no solo nombres, sino también logos, íconos, formas, combinaciones de colores y hasta sonidos. Todos los elementos que construyan la identidad de una app podrán ser protegidos por este régimen en la medida que cumplan con los requisitos de la ley.
Además, en el caso de tener interfaces originales y estéticamente novedosas, estas podrán ser protegidas bajo el régimen diseños industriales, regulado por el Decreto Ley 673/63, de Modelo o Diseño Industrial. Si no se puede proteger por esta vía, se puede recurrir al régimen anteriormente mencionado, a través de las marcas tridimensionales.
La app móvil es una obra que contiene diversos elementos creativos, los cuales a veces se complementan con otros elementos que son licenciados y cuya titularidad pertenece a otras compañías. Por ello, a la hora de desarrollar una app –con fines comerciales especialmente–, además de resguardar los derechos de propiedad intelectual propios, se deberán contemplar los derechos de los elementos que se utilicen de terceros, a los fines de evitar infracciones.